Fin de semana tranquilito y algo que me olvide contar

Este fin de semana pasado fué bastante tranquilo.
Comentando un poco, les cuento que ya no estoy dando clases los sábados en las mañanas, pero todavía lo hago en las tardes.
Este domingo fué bien tranquilo, lavando la ropa como siempre.

Mis tios hicieron una pescadeada, es decir, pesado a la parrilla, estuvo bueno, aunque yo no tenía mucha hambre por que de desayuno fuí con Guillermo a comer algo a un restaurante Peruano llamado "El Pulgarcito del Callao" y comí la mayor parte de un plato de arroz Chaufa que pedí.

Como mucho que contar no tengo, aprovechare para comentar algo que pasó la anterior semana: en la noche del anterior domingo (16) visité a uno de mis alumnos (ex alumno), tras una llamada con una voz bien preocupada, el señor me habia dicho el sábado anterior que necesitaba que lo visite con suma urgencia.
En fin, fuí el domingo en la noche, llegué a un edificio en el corazón de Silver Spring, en un departamento que es como el que yo añoro algun día tener, confortable, bonito y con una increible vista al "Kiss&Ride" y la estación de metro. Dentro, sobre una espléndida alfombra que cubría el suelo de todo el depto. me estaban esperando este señor y su esposa, ambos son bastante mayores.

^El departamento esta por uno de los edificios de centro^

El ambiente de aquel hogar me hizo sentir, pensar y desear como quiero tener mi hogar en un futuro, se respiraba paz. Despues de instalar un par de programas en la Laptop de la computadora de la señora (esa era la suma urgencia), me comentó que ella estaba tomando un curso en NYC por una Maestría, su hija, ya casada vive allá con su esposo y cada semana tendra que viajar y quedarse tres días a la semana, dejando a mi pobre alumno (bueno, ex alumno) solito.

El meollo de la historia no es tanto la visita, lo bonito de su casa o el hecho de que me invitaron una deliciosa cena que incluia una sopita de maní, sinó lo que me contaron: ambos habían sufrido diferentes accidentes, y ambos habían estado al borde de la muerte, aún peor, la señora hace algunos años estaba paralítica de medio cuerpo.
Viendo a ambas personas tan felices, fuertes e incluso con ganas de estudiar me hizo pensar en lo afortunado que soy y como ando poco a poco malgastanto mi juventud, sin todavía decidir o tener claro un futuro.